"Cuántos caminos atraviesa uno para llegar a la felicidad y no se da cuenta de que la felicidad no está al final del camino..."
Podemos ser testigos de la muerte de un amor con los brazos abiertos dandole la bienvenida a la renovación; podemos ser víctimas o victimarios, podemos estar seguros de que todo va a pasar y de que es lo mejor que podría haber pasado. Podemos ser incautos o precavidos, podemos estar preparados para lo que va a venir o no tener ni idea de lo que ya ha pasado...Somos infieles, enfermizos, estamos solos, confundidos, aceptamos y seguimos caminando, caemos, perdemos y encontramos. Podemos ser angeles caídos o almas perdidas en el limbo. Ayer caminamos juntos, hoy se separan nuestros destinos, volvemos a ser lo que fuimos. Pero ya nunca más seremos Nosotros, ni nosotros mismos.
Nosotros que fuimos uno y ahora seremos solo dos.
Los sueños no compartidos, las horas perdidas, las ganadas, las tristes, las felices, las que hoy se convierten en recuerdo y las que ya están olvidadas.
Una vida en tres años y un diluvio en un día. Pero siempre que pasa la tormenta, llega la calma y con ella la comprensión, el entendimiento, la libertad tan anhelada. Resurgimos de las cenizas como el ave Fenix y volvemos a ser esas personas de las cuales estamos orgullosos. Esos seres llenos de luz, con tanto amor para dar, con tanto sendero por delante...
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